miércoles, 26 de marzo de 2014

Baldomero, zapatero y luchador

Europa Press

A la política hay que pedirle que arregle problemas y no que cree o agrave otros. A algunas y algunos hoy les remorderá la conciencia. DEP Baldomero. Abajo reproduzco el teletipo de Europa Press. También recogen la noticia El Comercio, La Nueva España y Asturias24.

Me atrevo también a reproducir aquí las cariñosas palabras de alguien que le trató sólo un día, pero suficiente para trabar amistad y darse cuenta del caracter de este hombre. "Era una persona entrañable y llena de energía. La generación que levantó este país tras la guerra se está marchando silenciosamente. Un fraterno abrazo a su familia". Gracias Antonio. 

Baldomero Rodríguez, conocido como 'El zapatero de El Cerillero', ha fallecido la noche de este lunes en el hospital de Jove de Gijón, donde permanecía ingresado desde el pasado día 10 de marzo a causa de una insuficiencia respiratoria, según informaron fuentes familiares a Europa Press.

Rodríguez ha fallecido sin conocer el resultado de la sentencia de su recurso ante la Audiencia Provincial para que se reconociese su condición de propietario del quiosco y los terrenos que ocupaba en las inmediaciones del colegio público Miguel de Cervantes tras décadas pagando el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) al Ayuntamiento de Gijón. El juicio tuvo lugar un día después de su ingreso hospitalario y la sentencia aún no le había sido notificada.

La representación legal de Baldomero Rodríguez presentó en tiempo y forma el citado recurso de apelación, después de que el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Gijón desestimase su demanda contra el Ayuntamiento en la que reclamaba que se le reconociera su derecho sobre la propiedad ubicada en las inmediaciones del colegio público Miguel de Cervantes.


La historia entre Baldomero Rodríguez y el Ayuntamiento de Gijón arrancó a finales de 2011 cuando el Consistorio le remitió una carta en la que le obligaba a abandonar su caseta metálica de pequeñas dimensiones en la que ejercía de zapatero para complementar la pensión mínima que percibía.


Su labor como zapatero se remonta a 1962, cuando obtuvo su primera licencia en el parque de El Cerillero. En los años ochenta se trasladó la caseta al espacio que ocupaba actualmente siguiendo instrucciones del concejal de parques y jardines de aquel entonces Eleuterio Bayón Gutiérrez.

Actualmente, el equipo de Gobierno del Ayuntamiento sostiene que los terrenos en los que se asienta la caseta son de titularidad municipal y exige su retirada. Para evitarlo, Baldomero Rodríguez presentó demanda ante el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Gijón, que no fue atendida aunque cabe recurso de apelación ante la Audiencia Provincial.


Su familia lamenta que Baldomero "se haya ido sin conocer el resultado del último juicio", un asunto que aseguran "había afectado mucho a su salud en estos últimos meses". "Siempre le recordaremos como un buen hombre, con una vida difícil y un zapatero de vocación", aseguran sus familiares.

El funeral por el 'zapatero de El Cerillero' se celebrará este miércoles en la Iglesia de San Melchor del barrio gijonés en el que residía.
Baldomero, Antonio Arias y yo, en un día muy especial


sábado, 22 de marzo de 2014

Fantasía y fútbol

El Comercio (22-3-2014)
La fantasía del fútbol profesional en España parece que ha comenzado a desvanecerse. Pero aún falta lanzar una señal definitiva: esto no se tomará en serio hasta que desaparezca un tercio de los clubes que militan en primera y segunda, dejando también la mal llamada “segunda B” reconducida a 20 equipos, en lugar de los 80 actuales. ¿Y por que pienso esto?

Primero, porque ningún argumento racional justifica que continúen los fichajes millonarios de jugadores y entrenadores por parte de equipos en concurso de acreedores o quebrados hace años. No tiene sentido que un club –asociación privada- o una sociedad anónima deportiva –empresa- reciban aportes millonarios por parte de instituciones públicas de todo signo y condición, a cambio de nada y sin mayores argumentos que las de “un sentimiento” o “una ilusión”. Si sumamos los importes acumulados de ayudas públicas en forma de subvenciones, patrocinios, adquisición de marcas comerciales, construcción y uso gratuito de instalaciones, avales, préstamos por parte de entidades bancarias nacionalizadas, pelotazos y operaciones urbanísticas diversas –algunas con escaso encaje legal- nos sale tal cantidad de dinero público que supera con creces el escándalo. La Comisión Europea ya lo está investigando y no es para menos. De las propias autoridades españolas de control no podemos esperar gran cosa. Claro, es futbol.

Segundo, porque el poder económico y político que acumula el fútbol profesional ha estado durante demasiado tiempo contribuyendo a socavar los cimientos de la (escasa) cultura tributaria y democrática de este país. Por ejemplo, camuflando los costes reales de los fichajes estrella, aprovechando las ventajas crediticias que proporcionaban las cajas de ahorro o utilizando los palcos para ‘dar salida’ al dinero generado durante el boom de la construcción. Pero claro, es futbol.

Tercero, porque no se puede soportar que personajes como Gil y Gil, Ruiz de Lopera, Ruiz Mateos, Piterman, Ali Syed y otros muchos individuos sean historia reciente de la corrupción y la caradura en este país. Hace unos días conocíamos el colmo de la desvergüenza: los amiguetes del gremio solicitan al Gobierno de España el indulto para el condenado José María del Nido (hijo de su padre homónimo y antaño seguidores los dos de Blas Piñar). Esperemos que no se lo concedan porque sería demasiado de soportar. Entre los promotores de esa petición, nada menos que el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, una entidad asociativa privada que ejerce funciones públicas de carácter administrativo y, por tanto, en cierto modo, un cargo público. Por cierto, una presidencia bien retribuida que lleva ocupando la misma persona –el ínclito Villar- nada menos que 25 años. Pero a este ‘político’ pocos le tosen. Todo sea por el interés general. Claro, es futbol.

En el país donde se aplaude a los Messi –junior y senior- cuando entran al juzgado, donde el gran debate nacional es sobre una liga adulterada que van a ganar, sí o sí, uno de los dos grandes. Donde presidentes de clubes de futbol son más poderosos y respetados que algunos cargos electos en alcaldías y presidencias de comunidades autónomas. Donde gestores condenados salen desafiantes entre aplausos de sus parroquianos y gritos de “¡viva yo!”.

Por si todo eso fuera poco, en este lugar del mundo se pide la dimisión de Sandro Rosell (y sorprendentemente se consigue), pero no la de Florentino Pérez y otros por casos muy similares en apariencia. No pasa nada mientras este próximo verano cada uno se gaste otros 100 millones de euros en algún apuesto futbolista de renombre, eso sí, sin enseñar facturas ni declaraciones de impuestos. Recordemos que en 2003 se reformó el IRPF para que las personas que adquiriesen su residencia fiscal en España pudiesen tributar menos por sus ingresos, pero lo que ocurrió es que se ficharon futbolistas de élite en lugar de doctores o ingenieros (por eso la norma se iba a conocer como “ley Beckham”, gracias al rubio inglés). Al menos este disparate ya no está vigente desde 2010. Pero da igual, es fútbol.

Se ha estado estafando a manos llenas, incluyendo en la nómina de agraviados a ayuntamientos, comunidades autónomas, Agencia Tributaria, Seguridad Social y proveedores varios. Es decir, a todos nosotros. No pasaba nada porque se fichaba a los mejores y nuestro equipo “del alma” –por cierto, al que nunca dimos un euro de nuestro bolsillo- ganaba el campeonato o pasaba de ronda. Si la ética fuese un ascensor, ahora mismo estaría en el entresuelo, a punto de desplomarse al sótano. Pero claro, es fútbol.

Propongo que el fútbol profesional lo paguen en exclusiva los socios, los aficionados, las televisiones privadas y los apostantes de la quiniela. Y que se reserve el dinero público estrictamente para apoyar el deporte base. Tenemos una cultura de fútbol que puede ser tan vasta como la de Brasil, pero con la gran diferencia de que ellos ‘exportan’ jugadores y tienen cinco mundiales ganados, mientras que aquí se ‘importan’ jugadores y se ‘fabrican’ pufos.

La impunidad no puede seguir. Yo también tengo sentimientos, pero no me los subvencionan.

Publicado en ElComercio el 22 de marzo de 2014





 

miércoles, 19 de marzo de 2014

Paraísos fiscales en la ONU asturiana

Foto de Ángel Ricardo cedida por la Junta General del Principado de Asturias

Este año tuve el inmenso honor de participar como experto invitado en el III Modelo de las Naciones Unidas de la Universidad de Oviedo, organizado con gran brillantez y solemnidad por la asociación Ovimun. Mi ponencia se enmarcaba dentro del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, dedicado este año al papel de los paraísos fiscales en el marco económico internacional.

Antes de nada, quise dejar clara la importacia de los impuestos en un sistema democrático, así como la distinción fundamental entre elusión y evasión fiscal. A continuación, repasé las caracaterísticas definitorias de los paraísos fiscales: tributación muy baja, nula o ficticia; falta de transparencia; leyes y prácticas que no permiten el intercambio de información; régimen fiscal diferenciado y privilegiado para los no residentes. En España los criterios se concretan en la disposición adicional primera de la Ley 36/2006, de 29 de noviembre, de medidas para la prevención del fraude fiscal. El listado completo de paraísos fiscales se exhibe en el Real Decreto 1080/1991.

La sesión tuvo lugar en la histórica Sala Constitución de la Junta General del Principado de Asturias, antigua sede del Pleno del parlamento asturiano. Lo dicho, un autentico honor.
 


P.D. 1. El Consejo Económico y Social aprobó está importante Resolución sobre el tema.
P.D. 2. Aquí están las noticias sobre Ovimun 2014.

Mitosis institucional

España es un país notablemente complejo, debido a la doble descentralización. Una primera, de la administración central a las comunidades autónomas, y una segunda, por la división o mitosis institucional, consistente en el despliegue de numerosas entidades instrumentales, con diversas funciones, amplias plantillas de personal y crecientes presupuestos. En este trabajo se analiza este segundo fenómeno y sus implicaciones para la gestión pública y su fiscalización ex post. Por su especial interés, se centra el objetivo en el ámbito de las comunidades autónomas. Se analizan las principales justificaciones teóricas y prácticas y se presenta un detallado panorama estadístico. Las cifras muestran un importante crecimiento del sector público instrumental en España, así como de la deuda que se acumula fuera del perímetro de consolidación. A la luz de esos resultados se exponen algunos desafíos para los órganos de control, con especial atención a la vigilancia de la deuda pública.

El artículo completo se publica en la revista Gestión y Política Pública (vol. XXIII, 1, 2014). Lleva por título "La mitosis institucional como fenómeno de descentralización interna del sector público".


domingo, 9 de marzo de 2014

Avilés en la mar de la crisis


Felicito a LA VOZ DE AVILÉS por la magnífica idea de la encuesta de opinión cuyos resultados conocemos ahora. El periódico sigue demostrando su compromiso con esta ciudad y esta comarca, planteando debates estratégicos, apoyando las buenas iniciativas y denunciando injusticias cuando también toca hacerlo.

Observamos que el 81% de las personas encuestadas considera la situación económica y laboral de Avilés como “mala o muy mala”. Nada sorprendente, teniendo en cuenta que Avilés no es una isla en la mar de una crisis que lo ha inundado todo y de la que sólo hemos cumplido los seis primeros años. Falta mucho para salir del metafórico agujero en el que fuimos cayendo desde 2008. Podemos incluso llegar a creer que se acabó la recesión (esto es, la caída), pero no tenemos siquiera una escala para subir de nuevo a la superficie. No obstante, peor todavía es no saber lo que nos espera “ahí fuera”, como si de un ‘expediente X’ se tratara.

Nos dice también la encuesta que 85 de cada 100 personas se consideran afectadas por la crisis. Tampoco sorprende. Pienso en que ahí están los jóvenes que abandonaron sus estudios para ganar dinero en la construcción (hoy están parados y carecen de cualificación para acceder a otros sectores). Me acuerdo de los titulados universitarios que van al desempleo, a la precariedad o a la emigración forzosa. Tengo un momento para quienes cumplieron los 50 años y se topan con el drama probable de no volver a trabajar nunca más. O en las personas que tienen que recurrir con desesperación –y un punto de vergüenza- a los servicios sociales municipales o al salario social. Por no hablar de quienes perdieron casa, negocio o ahorros, consumidos por una recuperación que no llega y unas previsiones oficiales que no se cumplen. En el mejor de los casos, quien hoy trabaja estará ganando bastante menos que hace unos años.

Mientras, la comarca pierde población, ocupada, activa y total. Poco consuelo es tener una tasa de paro más baja que la media asturiana, a su vez, más baja que la media española, pero todas ellas insufribles. El paro registrado en febrero de 2014 supera las 12.000 personas entre Avilés, Castrillón y Corvera, cuando en febrero de 2008 era la mitad. Y lo peor es el desánimo personal, el de quien dejar de ser parado para ser inactivo o simplemente persona sin anhelos. Algún colega economista dirá que perdemos “capital humano”. Yo prefiero decir que perdemos personas. Nada más y nada menos.

Pero, sin duda, el enemigo demográfico en Avilés se llama envejecimiento. Se palpa en un paseo por la calle y lo certifican los padrones. La longevidad con buena salud es excelente y una señal de progreso. Denota una calidad de vida muy alta, lo cual en Avilés tiene mucho valor, puesto que veníamos de décadas de contaminación agresiva. Sin embargo, nos condena a un futuro poco halagüeño en términos de desarrollo económico y social. Si esta sangría no se detiene, a medio plazo no tendremos más que un bonito decorado y un recuerdo feliz. Como mera sugerencia parcial, me pregunto por qué no se promueve un uso más racional de las viviendas ya construidas, con el doble objetivo de generar actividad económica y atraer a nuevas familias.

Ante este sombrío panorama, no descuidemos lo positivo. Sigo pensando –como Napoleón Hill- que los pesimistas y los optimistas se equivocan siempre, pero estos últimos son más felices. Debemos destacar las ventajas comparativas de Avilés y seguir impulsándolas: situación geoestratégica con puerto, aeropuerto, carreteras y autovías; potente dotación de infraestructuras urbanas; servicios públicos esenciales de calidad; atractivos turísticos y programación cultural de primer nivel; paisaje complementario en los concejos de la comarca; patrimonio histórico-artístico monumental; una imagen internacional como el Centro Niemeyer. Y la industria.

Con todo lo que ha llovido –también en lo climático- lo cierto es que Avilés sigue teniendo un rasgo diferencial muy positivo en el hecho de contar con cultura industrial y paisaje industrial. Ambas características están grabadas a fuego en el ADN colectivo y eso no se extirpa en ninguna operación de ajuste, por muy agresiva que sea la cirugía. No todas las comarcas españolas pueden seguir afirmando estas cualidades (ahí están Sagunto, Mondragón o Gijón, por poner tres desgraciados ejemplos). En la Comarca de Avilés tienen su sede multinacionales de referencia mundial, lo cual ya de por sí es un buena noticia, más aún cuando han confirmado su continuidad (esperemos que por mucho tiempo). A su alrededor han ido creciendo algunas actividades complementarias en el metal, el sector químico, la tecnología informática o los servicios avanzados. Es preciso ofrecer suelo industrial a precios atractivos para nuevas empresas y para las existentes. Sin olvidar que el puerto ampliado debe sumar tráficos de valor añadido y que la moderna rula debe seguir liderando los desembarcos del Cantábrico, mientras se exploran alternativas de negocio con el comercio, la hostelería y los emprendedores de la comarca.

De la encuesta quizás me llama la atención la insatisfacción generalizada con las personas que desempeñan responsabilidades políticas, algo que tampoco es exclusivo de Avilés, pero que me sigue pareciendo muy injusto con quienes demuestran trabajo y ganas por el servicio público.

Peor aún es el contundente resultado que los encuestados manifiestan con respecto al supuesto “olvido” de Avilés por parte de otras Administraciones Públicas (se destacan infraestructuras como la eliminación de la barrera ferroviaria o los accesos al Parque Empresarial y al puerto). La creencia de una supuesta discriminación hacia Avilés está muy arraigada, si bien la realidad, a mi modesto juicio, no es tan contundente. La limpieza de la Ría de Avilés es la prueba de que la colaboración leal entre gobiernos sólo produce alegrías. Es cierto que no son tiempos para grandes inversiones, aunque sí para sensatas planificaciones, una tesis aplicable a tres casos prácticos: la unidad de los concejos de la comarca, el impulso al casco histórico (solicitando ser Patrimonio de la Humanidad) y el despliegue paulatino de la Isla de la Innovación.

Si volvemos la vista atrás 20 años, comprobamos el indiscutible avance de Avilés en cuestiones ambientales (de los fangos tóxicos al paseo fluvial), turísticas (de la marginalidad a la colaboración comarcal) o patrimoniales (del declive a la rehabilitación). Con todo, una ciudadanía democrática tiene que exigir de la Política que ofrezca soluciones y que no enquiste los problemas.

En definitiva, tenemos motivos para un moderado optimismo (sin moderación sería pura fantasía). Como escribió Sánchez Calvo “negar los hechos a despecho de los mejores testimonios […], implica la más grande ignorancia unida a la soberbia más monstruosa”. El filósofo avilesino se refería a lo “sobrenatural”, aunque no por ello imposible de realizar. Hoy por hoy, lo que parece sobrenatural es la salida de esta crisis, pero por eso mismo es preciso insistir en propuestas valientes, cada uno desde su parcela personal, profesional o pública, sin desfigurar el objetivo común.

Publicado en La Voz de Avilés el 9 de marzo de 2014