jueves, 27 de octubre de 2011

Cultura y elefantes

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La táctica de 'tierra quemada' les pudo haber dado resultado a los rusos en la guerra frente a Napoleón, pero no funciona cuando se trata de gobernar en democracia.

Desde julio asistimos en Asturias a varias muestras de ardor guerrero por parte del gobierno autonómico, sintetizadas en la crítica a lo anterior y, de forma muy especial, al ámbito de la cultura (que también es economía y empleo, no se olvide).

La Semana Negra y el Festival de Cine de Xixón ven amenazada su continuidad en 2012, justo cuando deberían cumplir sus bodas de plata y de oro, respectivamente. A la RTPA se le niegan por decreto las transferencias aprobadas en la ley de presupuestos, lo que conlleva una programación mutilada, la pérdida de un servicio informativo público, pleitos judiciales y casi 800 personas más en el paro.

Capítulo aparte merece el Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer. Bajo un argumento de austeridad y transparencia se intenta cambiar el exitoso modelo de gestión habido hasta el momento. Claro está que nadie se puede negar a que las cuentas se fiscalicen -cosa que ya se hace, como es lógico y obligado- o a que se discuta sobre el Patronato. Ni siquiera se podrá alegar contra la legitimidad de un gobierno -eso sí, en minoría- para cambiar aspectos de la programación. Pero las formas son sagradas en democracia y los elefantes en cacharrerías, ya se sabe, nunca dejan nada bueno. Menos aún si el elefante se mete a vendedor resabiado, poniendo en solfa el producto ofrecido hasta ahora o queriendo sustituirlo por mercaderías baratas.

A mí no me importa que Kevin Spacey duerma en un hotel de 5 estrellas cuando viene a Avilés. ¡Seamos serios! ¿No se hace lo mismo con los Premios Príncipe de Asturias? Es que otra cosa sería impensable. Lo que me indigna es que se quiera tumbar la ilusión de una ciudad entera. Y lo que me avergüenza es que algunas personas que yo tenía por cultas, quieran menospreciar la obra de artistas de prestigio, incluido el mismísimo Oscar Niemeyer. Tampoco soporto que se intente comparar con cierto cinismo un hospital con una televisión pública.

Publicado en La Voz de Avilés el 26 de octubre de 2011

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