Siempre hay otras cosas por hacer. Los recursos son escasos y las necesidades ilimitadas. Dos obviedades que aprendemos bien pronto como personas y que a los economistas nos graban a fuego desde el primer día de clase en la facultad. Mis abuelas lo tenían muy claro: gastar lo que tienes, endeudarte con mesura y, en ambos casos, siempre para los mejores usos posibles.
Gobernar es elegir, no solo ser elegido una y otra vez. Si la Economía es la ciencia de la escasez, la Política debe ser el Arte de la negociación. Y cuando ya se han ganado las elecciones, lo mejor que se puede hacer es cumplir las promesas, pero no solo eso, sino también impulsar actuaciones y apoyar las buenas ideas de la sociedad civil. Mover la pota de vez en cuando para que el cocido oxigene y no se apelmace por dejadez.
El poeta Dante quiso enviar al vestíbulo del infierno a los indiferentes, por cobardes que evaden su responsabilidad o simplemente no la quieren asumir. Estamos viendo ejemplos estos últimos días. Y no, no estoy hablando de Cataluña. Esto es el Bajo Nalón.
Podríamos preguntarnos por qué no tenemos la pasarela construida hace años entre San Esteban y L’Arena, o por qué la carretera entre este pueblo y el aeropuerto, atravesando Ranón, sigue siendo de poca anchura y mucho peligro, sin una simple acera en todo su recorrido. Dos ejemplos de obras muy necesarias que deben iniciarse cuanto antes. Ambas. ¿Por qué elegir, si las dos están ya comprometidas y son apoyadas por la gente?
Cuando nos enteramos de la reunión que tuvieron el alcalde de Soto del Barco y la alcaldesa de Muros del Nalón con el presidente del Principado de Asturias y el consejero de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, la alegría fue grande. Por fin se viajaba a Oviedo a pedir cosas sensatas y justas para el Bajo Nalón. Por fin se daba un compromiso personal –ahora falta el presupuestario- para que la pasarela se pueda llevar a término, además de otras actuaciones. Y por fin –aunque más bien por desgracia- veíamos otra vez como poco después se hacía el silencio en los ayuntamientos, en lugar de tirar voladores para celebrar el histórico anuncio. Con prudencia y vigilancia, faltaría más, pero con lógica alegría. La Plataforma por la Pasarela del Bajo Nalón sí lo celebró. En cambio, ese jueves volvió a amanecer un día normal en los consistorios, como siempre. Por cierto, sigo sin encontrar a nadie que se oponga a la pasarela con argumentos que no sean el insulto o la babayada. Y sabemos de sobra que en este tema la abstención no suma en positivo. Toca apoyar sin dudas y sin fisuras.
Renovarse o morir. La escasez de recursos no tiene por qué estar reñida con la ilusión de la gente. Sobre todo cuando lo único que hay que hacer es subirse a un tren que pilotan otros.
Gobernar es elegir, no solo ser elegido una y otra vez. Si la Economía es la ciencia de la escasez, la Política debe ser el Arte de la negociación. Y cuando ya se han ganado las elecciones, lo mejor que se puede hacer es cumplir las promesas, pero no solo eso, sino también impulsar actuaciones y apoyar las buenas ideas de la sociedad civil. Mover la pota de vez en cuando para que el cocido oxigene y no se apelmace por dejadez.
El poeta Dante quiso enviar al vestíbulo del infierno a los indiferentes, por cobardes que evaden su responsabilidad o simplemente no la quieren asumir. Estamos viendo ejemplos estos últimos días. Y no, no estoy hablando de Cataluña. Esto es el Bajo Nalón.
Podríamos preguntarnos por qué no tenemos la pasarela construida hace años entre San Esteban y L’Arena, o por qué la carretera entre este pueblo y el aeropuerto, atravesando Ranón, sigue siendo de poca anchura y mucho peligro, sin una simple acera en todo su recorrido. Dos ejemplos de obras muy necesarias que deben iniciarse cuanto antes. Ambas. ¿Por qué elegir, si las dos están ya comprometidas y son apoyadas por la gente?
Cuando nos enteramos de la reunión que tuvieron el alcalde de Soto del Barco y la alcaldesa de Muros del Nalón con el presidente del Principado de Asturias y el consejero de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, la alegría fue grande. Por fin se viajaba a Oviedo a pedir cosas sensatas y justas para el Bajo Nalón. Por fin se daba un compromiso personal –ahora falta el presupuestario- para que la pasarela se pueda llevar a término, además de otras actuaciones. Y por fin –aunque más bien por desgracia- veíamos otra vez como poco después se hacía el silencio en los ayuntamientos, en lugar de tirar voladores para celebrar el histórico anuncio. Con prudencia y vigilancia, faltaría más, pero con lógica alegría. La Plataforma por la Pasarela del Bajo Nalón sí lo celebró. En cambio, ese jueves volvió a amanecer un día normal en los consistorios, como siempre. Por cierto, sigo sin encontrar a nadie que se oponga a la pasarela con argumentos que no sean el insulto o la babayada. Y sabemos de sobra que en este tema la abstención no suma en positivo. Toca apoyar sin dudas y sin fisuras.
Renovarse o morir. La escasez de recursos no tiene por qué estar reñida con la ilusión de la gente. Sobre todo cuando lo único que hay que hacer es subirse a un tren que pilotan otros.
Publicado en La Información del Bajo Nalón el 18 de noviembre de 2017 (versión digital: 4 de diciembre)
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