Firma aquí un colaborador con el dudoso honor de haber escrito o haber sido entrevistado en varios periódicos asturianos que pocos después cerraron (en algunos, incluso, en su último número). Me refiero a La Voz de Asturias (histórica cabecera, por fortuna, recuperada en formato digital), Les Noticies (semanario íntegramente en asturiano) o El Norte Económico (experiencia única de periódico económico editado en Asturias). Por eso es una alegría que nazca una nueva publicación en papel, ya saben, ese formato tan antiguo en el que se imprimen textos, fotos y dibujos, donde algunos nos sentimos muy cómodos. En este caso, La Información del Bajo Nalón da continuidad a la edición digital que ya funcionaba desde hace un tiempo, lo cual es una buena prueba de que la idea marcha y que sus promotores quieren ir a más. Enhorabuena.
Que el mundo es global es un hecho, pero que nuestro pueblo y nuestra comarca nos importan, no es menos cierto. Nos tienen que interesar el misil de Corea del Norte o el proceso de Cataluña, cómo no, pero también el estado de la depuradora cercana, el asfaltado de la calle o la bandera azul de nuestras playas. Personalmente, me gusta mucho este concepto de “glocal”, atribuido a Juan Cueto Alas, asturiano ilustre y, por cierto, también autor del exitoso nombre de Puerto Norte, como confesó Juan Luis Rodríguez-Vigil, padre político de ese proyecto integral de desarrollo para el Bajo Nalón.
El periodismo de cercanía es un lujo en estos tiempos que corren, ya que muchas veces perdemos de vista lo que tenemos delante. Para cubrir esa laguna y hacerlo con agilidad están publicaciones como La Información del Bajo Nalón. Como decía el economista alemán Schumacher, “lo pequeño es hermoso”.
El Bajo Nalón es un paraíso dentro del Paraíso. Y no lo digo solo yo; lo tiene escrito en uno de sus poemas nada menos que el Premio Nobel de Literatura irlandés Seamus Heaney, un asiduo de la zona hasta que nos dejó en 2013. Por cierto, aprovecho para reclamar un homenaje a esta figura que tanto promocionó la comarca, igual que un siglo antes lo hiciera otro ilustre poeta como Rubén Darío. Podría ser una calle con su nombre o cualquier otra distinción similar, porque ya sabemos que de bien nacidos es ser agradecidos.
En el Bajo Nalón estamos rodeados de belleza y riqueza natural, con montes, playas, ríos y puertos, ubicados en el mismo centro de Asturias, a pocos minutos por autovía de las ciudades y con el aeropuerto aquí mismo, lo que nos coloca a una hora de Madrid y a muy poco tiempo del resto del mundo. Este inmenso potencial no se puede minusvalorar ni desaprovechar.
Pero mejor que vivir ensimismados o cerrados, una de las peores tentaciones de los pueblos, tenemos que abrir mentes y, también, por qué no decirlo, exigir lo que nos merecemos. La ambición, cuando es sana, no es mala en absoluto. Hay muchas cosas pendientes, pero tengo que destacar una vez más la que tanto tiempo está costando que salga, refiriéndome a la pasarela que debe unir L’Arena y San Esteban, por muchísimos motivos, pero que podríamos resumir en dos palabras: comunicación y turismo. En suma, beneficios para vecinos y visitantes. Creo de verdad que ya toca hacer esta infraestructura que, encima, ni siquiera tiene por qué ser cara. Cuando viajamos por la Autovía del Cantábrico y vemos en la Concha de Artedo un puente sobre otro puente, se nos cae el alma a los pies, pensando en el dinero público gastado, para que uno de los viaductos esté ahora de pegote. Mientras, la necesaria pasarela del Bajo Nalón sigue pendiente.
En el Bajo Nalón, en Pravia, estuvo en tiempos la capital del Reino de Asturias. Hoy, sin embargo, los tres concejos viven su particular declive demográfico y económico, aunque no es menos cierto que se empieza a palpar una ilusión que no había hace unos pocos años. La gente empieza a valorar lo que tiene, como siempre debió ser, pero ahora más, ya que en caso contrario, otros nos ganarán por la mano. Así las cosas, ¿por qué no se explora en serio la idea de formar un único ayuntamiento? Sería un ejemplo de libro para Asturias. Tenemos la unión física (el río), la unión vecinal (peleíllas menores aparte), la unión económica (somos totalmente complementarios) y solo nos faltaría la unión política y administrativa. Llegaríamos entonces a unos 15.000 habitantes, tendríamos más voz y se podría acceder a mayor financiación para los servicios públicos. ¿Nos atrevemos? Tenemos fácil hasta el nombre de consenso: Bajo Nalón.
Publicado en La Información del Bajo Nalón el 21 de septiembre de 2017 (versión digital: 12 de octubre)