lunes, 22 de julio de 2013

Poesía y puestos


Presupuestos basados en discutibles supuestos.

Mayores impuestos para un ciudadano medio que todavía no se ha sobrepuesto.

Empleados públicos predispuestos que se desempeñan en eventuales puestos.

Funcionarios indispuestos por una paga extra convertida en un nuevo impuesto.

Países y estómagos descompuestos por falta de presupuesto.

Futbolistas y clubes que no pagan impuestos porque tienen padres listillos y gestores interpuestos.

Objetivos antepuestos entre personas y banqueros con intereses contrapuestos.

Delincuentes que evaden impuestos y brindan por nuestro bienestar pospuesto.

Dinero dispuesto para gastar en abrigos de verano y hielos en el polo opuesto.

Ricos que pagan bajos impuestos porque al fisco cada vez están menos expuestos.

Comerciantes transpuestos porque no venden muebles, ni libros ni nada para llevarse puesto.

Parados feos y parados apuestos, pero todos reclamando su derecho a trabajar y a pagar impuestos.

Bebedores indispuestos que al menos siguen consumiendo en chiringuitos de mampuesto.

Aristócratas de nombres compuestos con patrimonio que elude impuestos.

Tesoreros famosos que se visten como actores peripuestos, mientras piden y ofrecen favores supuestos.

Presidentes de repuesto para sustituir al titular depuesto.

Argumentos contrapuestos para evitar dar una explicación ante tanto delito supuesto.

Lectores predispuestos frente a gobiernos que rebajan la cultura, dotándola de bajo presupuesto.

Pinturas con atractivos trazos infrapuestos, ocultados por fachadas de color sobreexpuesto.

Matrimonios recompuestos porque nos ha fallado el cónyuge inicialmente propuesto.

Sofocos de verano y desnudos cuerpos sobreexpuestos, a los que espiamos desde nuestro discreto puesto.

Mujeres y hombres sin amor propuesto pero con mucho roce y cariño yuxtapuesto.

Muro interpuesto entre tu vacío mundo y mi sincero deseo de satisfacerte como repuesto.

Y, mientras todo eso pasa, ahí sigues tú, a mi lado, por supuesto.


Publicado en La Voz de Avilés el 22 de julio de 2013 



sábado, 20 de julio de 2013

Carrera en Santiago del Monte


Foto: Rodrigo Vallina
Cuando se plantea hacer cosas innovadoras por el pueblo (el de cada cual) y, además, salen perfectas, es de justicia felicitar a la organización. En este caso, al Club Esportate y a toda la gente de Santiago del Monte (Castrillón) por organizar su primera carrera de monte (obvio), coincidiendo con sus fiestas patronales.

Unos 300 inscritos, un recorrido muy chulo de 8 km. y todo el mundo contento. Gracias a Rodrigo Vallina por sus fotos. Aquí está la clasificación. Mi tiempo fue de 38:26, pero eso es lo de menos.


lunes, 8 de julio de 2013

El menú del déficit autonómico en El País

Muy orgulloso de publicar por primera vez en El País, con Carlos Monasterio, sobre un tema de actualidad del que "algo" hemos investigado y sobre el cual ya opiné hace poco.
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En 2004 los firmantes de este artículo publicamos un trabajo académico en Hacienda Pública Española, en el cual poníamos de manifiesto el escaso desarrollo habido hasta entonces del principio de transparencia presupuestaria. También abogábamos por un mecanismo de reparto del déficit basado en criterios objetivos y no en negociaciones ad hoc todos los años. Pues bien, aquí estamos casi una década después y el debate sigue abierto, a pesar de todo lo que ha llovido.

Desde entonces, nada menos que tres normativas de estabilidad presupuestaria nos contemplan: en el año 2001 fue el déficit cero; en 2006, el déficit en el ciclo económico; en 2012, el déficit estructural, consecuencia del Pacto Fiscal de la UE y de la reforma constitucional de 2011.

Hagamos por un momento un ejercicio de funambulismo, dando por válido el objetivo de volver a tener equilibrio estructural en las cuentas públicas en 2020 (cosa poco probable, si tenemos en cuenta que 2012 se cerró con un 6% de déficit estructural). Hagamos otro salto mortal y demos incluso por buenas las previsiones que devolverían a España a un déficit total por debajo del 3% del PIB en 2016 (desde el 10,6% de 2012), tras la lógica flexibilización de objetivos llevada a cabo recientemente. Es mucho suponer, pero hagamos el esfuerzo.

La siguiente pregunta sería cómo repartir el déficit entre los diferentes niveles de Gobierno. Para las entidades locales el asunto parece sencillo, ya que “deberán presentar equilibrio presupuestario”, según establece la Constitución. Como además seguimos con más de 8.000 municipios, muchos de tamaño ínfimo, no cabe más en la práctica que trasladar ese objetivo a todas y cada una de las entidades locales, por razones puramente instrumentales.

La mayor controversia se encuentra en el ámbito de las comunidades autónomas. Lo ideal sería que el objetivo agregado de todas ellas estuviese en consonancia con el volumen de gastos e ingresos que manejan. Esto significa que prácticamente se repartiría por mitades el tramo disponible de déficit entre el Estado y las comunidades autónomas, aun cuando se pudiese admitir un cierto plus para la Administración central, por motivos de estabilización económica (verbigracia: es la que paga en exclusiva la prestación por desempleo —el gasto más sensible a la crisis— o la que sufre los vaivenes recaudatorios del impuesto sobre sociedades). 
La segunda etapa, queriendo establecer un déficit a la carta entre comunidades autónomas, se parece a comer en restaurantes: está muy bien si nos lo podemos pagar. Sin embargo, si la minuta la paga el vecino, entonces es una injusticia con quien come de menú del día o de bocadillo.

Cualquier reparto diferenciado de objetivos de déficit entre comunidades autónomas no solo no es malo per se, sino que puede introducir un interesante incentivo, siempre que se cumplan tres premisas básicas: acuerdo multilateral en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, transparencia y control. Cabe recordar que en los años noventa del siglo pasado existió el antecedente de los Escenarios de Consolidación Presupuestaria, si bien esos acuerdos carecían de las virtudes deseables, puesto que eran fijados de forma bilateral para cada comunidad autónoma y, peor aún, se revisaron al alza para quienes habían incumplido. Hoy ese modelo no parece aceptable en modo alguno, pero convendría recordar lo sucedido entonces, para no repetir el mismo error.

El nuevo reparto a la carta, si se aprueba, debe estar basado en variables objetivas, coherentes con los mecanismos de la financiación autonómica y de los fondos europeos. Entre esas variables las más evidentes son la población ajustada (más personas suponen más necesidades, sobre todo si hay un alto grado de envejecimiento y dispersión en el territorio) y la inversa de la renta per capita (los territorios menos desarrollados tendrían así un recurso adicional para implementar políticas activas de inversión y empleo).

Encargado el plato principal, comenzarían los aliños. Se podría recompensar con un mayor tramo de déficit a las comunidades autónomas que hayan cumplido rigurosamente sus objetivos en años anteriores, bien sea tomando el saldo total, el déficit estructural y/o la deuda pública. Lo contrario, es decir, premiar a quien ha incumplido, además de injusto e ineficiente, vulnera la pura lógica y el espíritu de la ley de estabilidad presupuestaria. Aún más: quien haya liquidado su presupuesto con superávit debería poder utilizarlo —al menos en parte— como palanca de estímulo fiscal para financiar actuaciones productivas.

Los objetivos de déficit no deben depender de coyunturas, afiliaciones o reuniones secretas. La credibilidad de las normas comienza por algo tan obvio como su cumplimiento y sigue con la formulación de objetivos realistas sobre criterios técnicos, la supervisión interna y la fiscalización de todo el proceso por los órganos de control externo. Si alguna de estas piezas falla, debe aplicarse el mecanismo de sanciones a quien corresponda, comenzando por el que erró de forma grave en las previsiones, siguiendo con quien no advirtió de las desviaciones y finalizando con el supuesto fundamental de quien incumplió sus metas individuales sin justificación.

Se podría plantear incluso avanzar en la regulación legal de las quiebras ordenadas de comunidades autónomas o de entidades locales, ante una situación de insolvencia sobrevenida o con un mercado financiero cerrado (tampoco sería esto muy diferente de lo que ya contempla la actual ley de estabilidad presupuestaria en sus medidas coercitivas). Otra opción pasaría por constituir obligatoriamente fondos de estabilización (rainy day funds) en cada comunidad autónoma, al estilo del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, cuya dotación se haría con cargo a los ingresos cíclicos obtenidos por encima de las previsiones, sirviendo así de colchón para suavizar los ajustes fiscales cuando llegue una nueva recesión.

En todo caso, antes de nada, se necesita en España una profunda reforma fiscal que devuelva vigor estructural a los debilitados ingresos tributarios. Pero de eso hablaremos otro día, si hay ocasión.


Publicado en El País el 8 de julio de 2013.


sábado, 6 de julio de 2013

Maldad y corrupción


El abogado de Bárcenas afirma que tener 40 millones en Suiza no es delito (tampoco lo es tenerlos debajo del colchón). Lo que no nos terminan de contar es de dónde salió tanto dinero. Aun suponiendo –y es mucho suponer- que todo fuese muy legal y limpio, mi pregunta es muy sencilla: ¿por qué está ese dineral en Suiza y no en España, contribuyendo a Hacienda como correspondería? 

Cantaban los de Nuberu aquello de que “ser asturianu nun ye dir con montera picona, nin saber echar bien la sidra, nin xubir a Covadonga”. Pues ser español no es agitar una bandera rojigualda, ni ser forofo del fútbol. Un español “de bien”, como les gusta decir a algunos, paga sus impuestos aquí. Y si le sale más caro, pues se aguanta, pero no defrauda. 

“Que sigan robando si es que no tiene más remedio”, decía el paisanu en el chigre el otro día. “Pero que no se lo lleven todo y dejen algo para los demás o tendremos una guerra”, añadía el parroquiano. En este país todavía no se condena socialmente la corrupción como es debido. Me atrevo a decir que incluso hay cierta envidia del corrupto, del ladrón. Si esa persona roba tanto, ¿por qué no voy a hacerlo yo, aunque sea a pequeña escala? Si argumentamos así, tendrá razón el paisanu de antes y quedará todo vacío. 

No sólo no se castiga socialmente la corrupción como sería deseable, sino que tampoco se hace en las elecciones, al menos hasta ahora. Ahí está el ejemplo paradigmático de Jesús Gil en Marbella, pero podríamos poner otros más actuales, tanto en la esfera pública como en la privada. Aún confío en que ahora que hay menos para ‘repartir’, el votante que en secreto envidia al gestor corrupto ya no le apoye y le castigue como se merece. 

La famosa ecuación de Klitgaard definió la corrupción (C) como monopolio (M) más discrecionalidad (D) menos transparencia (T). Durante décadas se ha venido reforzando la tendencia a desarmar monopolios, controlar la discrecionalidad de las decisiones y, desde hace menos tiempo, reforzar la transparencia en todas sus extensiones. Pero no basta con eso (incluso es discutible lo relativo a monopolios). Hace falta más educación ciudadana, más cultura de respeto a lo público y una mayor condena social a los corruptos, sean políticos, empresarios, funcionarios o ciudadanos particulares. Y después, el Código Penal, si todo lo demás falla o es insuficiente. 

Pero igual que en una casa el tejado es importante para que no entre agua cuando llueve, más básicos son los cimientos para evitar que se derrumbe la estructura. 


Publicado en La Voz de Avilés el 6 de julio de 2013


miércoles, 3 de julio de 2013

Miembro Correspondiente del RIDEA



Este 2 de julio de 2013 el Consejo General del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) ha aprobado mi nombramiento como Miembro Correspondiente, sin duda, un mérito de especial significación para mi currículum personal. Para quien no conozca esta institución, no tiene más que pasarse por su sede virtual (www.ridea.org) o por su sede física en el Palacio de Toreno en Oviedo, comenzando por su magnífica biblioteca de temas asturianos.

Debo agradecer muy especialmente la propuesta que en su momento hizo sobre mi persona Juan Luis Rodríguez-Vigil, con quien tuve el honor de compartir dirección del ciclo de conferencias y debates sobre Régimen Local a lo largo de 2012. Y por supuesto, al Director y a la Secretaria General del RIDEA, Ramón Rodríguez Álvarez e Inés Ibáñez de la Cuesta, respectivamente. Todos ellos saben que estoy a su disposición para seguir trabajando por Asturias desde uno de los mejores sitios para hacerlo: el RIDEA.


Reseñas de La Nueva España y El Comercio el 3 de julio de 2013




martes, 2 de julio de 2013

Carlos Rodríguez Braun y los impuestos

El profesor Carlos Rodríguez Braun, divulgador infatigable de la economía, liberal hasta el tuétano y, por si fuera poco, Catedrático de Historia del Pensamiento Económico de la Universidad Complutense, nos acaba de hace a Fran Delgado y a mí un doble favor.

Primero, aceptando colaborar desinteresadamente en nuestro libro de Impuestos para todos los públicos (aunque ya lo había hecho previamente como ponente en el curso de verano de 2009). Y, hoy mismo, recomendando la publicación en antena en el programa La Brújula de Onda Cero.

Este es el enlace al programa (minuto 7:35).