Año 2018. Pregón de San Juan, en L'Arena, un grandísimo honor que nunca olvidaré. Mil gracias a la Asociación Cultural Arenesca de Festejos (ACAF) por elegirme. Aquí van un dossier de prensa, el vídeo completo y el texto íntegro del pregón (publicado por La Información del Bajo Nalón).
Gracias por venir al Parque. Mis alpargatas y yo os saludamos. Estoy feliz “como un niño con charcos nuevos”, en frase que le robo al poeta Fernando Beltrán.
A Fernando, Marisa, Manolo, Jaime y todas las personas de la Asociación Cultural Arenesca de Festejos (ACAF), gracias muy especiales por elegirme. Hacéis un trabajo impagable a favor del pueblo y de unas fiestas que casi mueren por la desidia. Hace un año os arremangasteis y convertisteis aquella tristeza en ilusión.
Lo mejor que podemos hacer los demás es apuntarnos como socios (yo tengo el número 61) o contribuir con lo que podamos, sea dinero, una palabra de ánimo o un par de horas para montar unas mesas. Que no suene mal, pero algunas críticas impiden hacer cosas y ofenden bastante. “La unión hace la fuerza”.
Hoy siento una gran responsabilidad. No pánico (tampoco nos pasemos), pero sí bastantes nervios. Estoy acostumbrado a hablar en público, pero el escenario de las fiestas del pueblo impone, sobre todo relevando a un artista como Lolo Serantes.
Un pregón
Cuando me puse a preparar el texto, no lo tenía muy claro. Me planteé empezar de forma solemne: “guarde el público silencio y escuche nuestra palabra”, al estilo del gran Dionisio de La Huerta en las piraguas del Sella. No. O como Pepe Isbert en Bienvenido Mr. Marshall: “os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a dar”. Tampoco.
Lo que hice fue ir al Diccionario, buscar la palabra “pregón” y ver la definición que mejor encajaba: “discurso elogioso en que se anuncia al público la celebración de una festividad y se le incita a participar en ella”. Pues manos a la obra.
San Juan
San Juan marca el comienzo del verano, del calor, de días largos y noches cortas. San Juan nos alegra porque anticipa vacaciones, fiestas, ropa fresca y reencuentros. San Juan es bautismo, agua purificadora, foguera y fuego sanador. Curiosa contradicción.
San Juan mezcla religión y paganismo; iglesia y danza prima; santos y ventolinos; sirena y voladores; marineros y pescaderas, chisperas y resacas. En L’Arena no podría ser otro el patrón, con permiso de San Telmo. Aquel bautista del río Jordán lo adoptamos como nuestro en el Nalón y aquí seguimos. San Juan no solo es un santo, es un sentimiento.
Todo los años por estas fechas pongo una canción de Victor Manuel, precisamente la que se titula “Danza de San Juan”. Me gusta cuando dice: “señor San Juan, ¡qué ganas de pecar!”.
San Juan nos abre las puertas de un tiempo que siempre es relativo, según la edad o el ánimo. Las horas tienen 60 minutos, pero algunas se nos hacen insufribles y otras pasan volando.
Un ejemplo de esa paradoja lo tengo en mi propia casa: mi hijo acaba de cumplir dos años, pero ya va por sus terceras fiestas de San Juan. Récord absoluto.
Cuando éramos guajes el verano nos parecía eterno; en la adolescencia pasó a durar 2-3 meses; cuando trabajamos se achica a unos pocos días; y, ya en la jubilación, los que habéis llegado a ella, el verano vuelve a parecer infinito.
La fiesta
En esta segunda parte del pregón, lo que me toca es invitar a todo el mundo a disfrutar de la fiesta que, por si fuera poco, este año caen perfectas, con San Juan en domingo. Toca divertirse, cargar la nave, bailar y cantar, abrir y cerrar los bares, salir de procesión, ir a la playa, ligar, intentar la cucaña, sumergirse en la espuma, subir a los coches de choque o a los hinchables. No faltan alternativas para todas las edades.
Seguiremos echando en falta a gente que eran “alma, corazón y vida” de L’Arena. Por supuesto, a Zaragoza y su “mochila azul”. O a Cubillo y sus bailes de charanga con la muñeca. ¡Vaya canción guapa que nos regaló! Tendría que ser nuestro himno oficial.
En lo más cercano me acuerdo mucho de Fifi, que nos dejó hace poco y demasiado pronto. Te echamos de menos, tía, cuñada, mamá, esposa, güelita, amiga, vecina. En algún sitio estarás entonando “la lancha marinera”.
También hago memoria de locales míticos como Los Jardines, La Resaca, El Puente, Sharon, Lady Pepa, Va Bene-Jackaroe. Aquí un agradecimiento enorme a Manolo, el “fíu La Reina”, por ese brío y esas ganas que deben ser cosa de familia.
No hace tanto teníamos San Juan en junio, fiesta de la playa en julio, San Roque (Chicharrón incluido) y disfraces en agosto, San Telmo en septiembre y chiringuitos de noche todo el verano. Nunca supe por qué alguien mandó parar esto último. Hubiese bastado con decretar horarios razonables o unos decibelios de menos y más limpieza. Si era por la bandera azul, ahora tampoco la tenemos, así que el motivo debió ser otro.
Pero no es hora de nostalgia ni de viejas glorias. Tener 40 años te da perspectiva, pero también futuro. Perdimos algunas cosas, pero estamos ganando otras. Cualquier tiempo pasado no fue mejor ni peor, solo fue anterior.
Me quito el sombrero ante los que estáis apostando por terrazas chulas o restaurantes de primer nivel, con productos de la mejor calidad, recetas de toda la vida y otras más modernas.
Si tuviera otro sombrero, también me lo quitaría por los que conseguisteis poner a L’Arena en el “mapa de las olas” de España gracias al surf, sobre todo a Lucas y Lucas. No tenemos nada que envidiar a Salinas o Verdiciu, por poner dos ejemplos cercanos. Merecéis el éxito y todavía os tendrían que apoyar más.
Hacia ese futuro optimista empezó a caminar la ACAF hace un año, recuperando San Juan, resucitando pinchos y sardinas del Gurugú, volviendo a dar vida al carnaval de verano y sumándose a Garabuxada para unas navidades que ya estaban siendo muy potentes, incluyendo la San Silvestre Angulera.
Pasarela y más
Y si de proyectos hablamos, hay que ponerse un poco más serios. Seguimos en crisis; es un hecho. Ya no podemos hablar de recesión porque no estamos cayendo, pero de ahí a echar las campanas al vuelo, hay un trecho. Tenemos una desigualdad rampante; un drama con los refugiados; una tasa de desempleo cercana al 20% (el doble entre los jóvenes); gente con 50 y pocos años que cayó en el paro y no va a salir más; salarios bajos o de miseria; fraude y economía sumergida; mujeres discriminadas. Añadamos en nuestro caso el despoblamiento y el retroceso de ramas tradicionales como la angula o algunas industrias.
Para salir de todo eso necesitamos gobernantes con ganas. Necesitamos también buenas ideas y organizaciones. Y dinero, bien repartido, para generar crecimiento, empleo y bienestar.
Pero hay una condición adicional: todos tenemos que aportar un granito de arena y no solo voces en chigres o redes sociales. Lo dijo el presidente Kennedy: “no preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país”.
El año pasado un grupo de personas de L’Arena y San Esteban nos constituimos como Plataforma para sacar del olvido la pasarela que debe unir los dos pueblos. Creemos que es justa, necesaria y valiosa. Me explico.
Es justa porque aquí se pañó mucho carbón durante décadas y, sin embargo, no llegó compensación específica alguna. El fango nos divertía en la rambla, pero teñía el agua y el entorno. ¿Por qué no llegaron fondos mineros? ¿No los concedieron o ni siquiera se pidieron? En fin, allá cada cual con su conciencia.
La pasarela también es necesaria como comunicación entre las dos orillas, con mutuos beneficios. Por poner un solo ejemplo: L’Arena pasaría a tener estación de tren a unos pocos pasos, con líneas a Oviedo y Galicia.
Y en tercer lugar, la pasarela también es valiosa, que no es lo mismo que costosa. Como decía Antonio Machado, “solo el necio confunde valor y precio” y aquí hablamos de un presupuesto asumible en varios años, siempre que haya voluntad. Por desgracia, ya no podremos ver sobre la pasarela a gente mítica de L’Arena como Tivina. A Travol sí, seguro.
¿Os imagináis inaugurarla en 2021, coincidiendo con el 60 aniversario de la galerna? Sería un merecidísimo homenaje.
Si se hace una pasarela guapa, el revulsivo para el turismo, el comercio, la hostelería y el empleo sería tremendo. La pasarela es compatible con otros temas enquistados: servicios sociales, consultorio de salud, patrimonio en ruinas, limpieza de la playa, escasez de contenedores, dragados, nuevos pantalanes, edificio del Gurugú y entorno, sendas y miradores, Camino de Santiago, carretera de Ranón. Y más cosas que estaréis pensando.
No podemos sentarnos a esperar el declive o gestionar la pura inercia. Tampoco entretenernos en discusiones técnicas que yo prefiero dejar a los que saben. Estamos en fase de reivindicar, no de ser el “perro del hortelano”, que ni come ni deja comer.
L’Arena y San Esteban llevan toda la vida mirándose, pero sin tocarse. Queremos ir y volver caminando de nuestra Rula a las tolvas de enfrente. Angelita quiere cruzar en su bici, y Conchita y Altina ir paseando para tomar una sidra y unos calamares.
La pasarela no es de jóvenes ni de mayores, ni de izquierdas ni de derechas, sino de todo el mundo. Hace la friolera de 38 años que se planteó la idea y el proyecto debe presentarse en breve. Para este año hay una partida, pequeña, pero simbólica. ¡Avanti!
Es muy legítimo oponerse o apoyar con la boca pequeña, pero lo peor es la indiferencia. El año pasado dimos una muestra de unión con las fiestas y la pasarela. Pido que no decaiga y que el Bajo Nalón sume los esfuerzos de los tres ayuntamientos.
Os anoto otra sugerencia final que no es ninguna locura: organizar aquí cursos de verano de Extensión Universitaria. Nos daría imagen, cultura y riqueza. Somos varios dispuestos a tirar del carro y nos sobran temas de debate: turismo, pesca, historia industrial, surf. O también sobre la vida y obra de veraneantes ilustres, como Rubén Darío, Joaquín Sorolla o el escritor y periodista Juan José Millás, este último en plena forma creativa.
Final
Disfrutemos de San Juan. Con el rojo y el blanco del vino, el verde de la sidra o el rubio de la cerveza. Sin olvidar agua y refrescos, no me vayan a acusar de incitar al bebercio.
Otro de los ilustres visitantes fue Seamus Heaney, nada menos que Premio Nobel de Literatura. Tenía muy claro que L’Arena es el pequeño paraíso dentro del grande (Asturias).
Así que solo os pido que me acompañéis en cuatro gritos: ¡PUXA SAN JUAN! ¡PUXA PASARELA! ¡PUXA L’ARENA! ¡PUXA ASTURIES!
4-6-2018
http://www.lne.es/aviles/2018/06/04/roberto-fernandez-llera-pregonero-fiestas/2297408.html
10-6-2018
http://lainformacionbn.es/2018/06/10/las-fiestas-de-san-juan-arrancan-este-viernes-en-la-arena/
13-6-2018
http://www.lne.es/aviles/2018/06/13/arena-disena-replica-fragata-cala/2302243.html
21-6-2018
https://www.lne.es/aviles/2018/06/21/soto-barco-funde-tradicion-diversion/2306779.html
http://lainformacionbn.es/2018/06/21/san-juan-de-la-arena-por-todo-lo-alto/
23-6-2018
http://lainformacionbn.es/2018/06/23/llera-san-juan-no-es-solo-un-santo-es-un-sentimiento/
https://www.lne.es/aviles/2018/06/23/comarca-hara-cenizas-noche-magica/2307664.html
Pregón íntegro de las fiestas de San Juan de L’Arena (22 de junio de 2018)
Gracias por venir al Parque. Mis alpargatas y yo os saludamos. Estoy feliz “como un niño con charcos nuevos”, en frase que le robo al poeta Fernando Beltrán.
A Fernando, Marisa, Manolo, Jaime y todas las personas de la Asociación Cultural Arenesca de Festejos (ACAF), gracias muy especiales por elegirme. Hacéis un trabajo impagable a favor del pueblo y de unas fiestas que casi mueren por la desidia. Hace un año os arremangasteis y convertisteis aquella tristeza en ilusión.
Lo mejor que podemos hacer los demás es apuntarnos como socios (yo tengo el número 61) o contribuir con lo que podamos, sea dinero, una palabra de ánimo o un par de horas para montar unas mesas. Que no suene mal, pero algunas críticas impiden hacer cosas y ofenden bastante. “La unión hace la fuerza”.
Hoy siento una gran responsabilidad. No pánico (tampoco nos pasemos), pero sí bastantes nervios. Estoy acostumbrado a hablar en público, pero el escenario de las fiestas del pueblo impone, sobre todo relevando a un artista como Lolo Serantes.
Un pregón
Cuando me puse a preparar el texto, no lo tenía muy claro. Me planteé empezar de forma solemne: “guarde el público silencio y escuche nuestra palabra”, al estilo del gran Dionisio de La Huerta en las piraguas del Sella. No. O como Pepe Isbert en Bienvenido Mr. Marshall: “os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a dar”. Tampoco.
Lo que hice fue ir al Diccionario, buscar la palabra “pregón” y ver la definición que mejor encajaba: “discurso elogioso en que se anuncia al público la celebración de una festividad y se le incita a participar en ella”. Pues manos a la obra.
San Juan
San Juan marca el comienzo del verano, del calor, de días largos y noches cortas. San Juan nos alegra porque anticipa vacaciones, fiestas, ropa fresca y reencuentros. San Juan es bautismo, agua purificadora, foguera y fuego sanador. Curiosa contradicción.
San Juan mezcla religión y paganismo; iglesia y danza prima; santos y ventolinos; sirena y voladores; marineros y pescaderas, chisperas y resacas. En L’Arena no podría ser otro el patrón, con permiso de San Telmo. Aquel bautista del río Jordán lo adoptamos como nuestro en el Nalón y aquí seguimos. San Juan no solo es un santo, es un sentimiento.
Todo los años por estas fechas pongo una canción de Victor Manuel, precisamente la que se titula “Danza de San Juan”. Me gusta cuando dice: “señor San Juan, ¡qué ganas de pecar!”.
San Juan nos abre las puertas de un tiempo que siempre es relativo, según la edad o el ánimo. Las horas tienen 60 minutos, pero algunas se nos hacen insufribles y otras pasan volando.
Un ejemplo de esa paradoja lo tengo en mi propia casa: mi hijo acaba de cumplir dos años, pero ya va por sus terceras fiestas de San Juan. Récord absoluto.
Cuando éramos guajes el verano nos parecía eterno; en la adolescencia pasó a durar 2-3 meses; cuando trabajamos se achica a unos pocos días; y, ya en la jubilación, los que habéis llegado a ella, el verano vuelve a parecer infinito.
La fiesta
En esta segunda parte del pregón, lo que me toca es invitar a todo el mundo a disfrutar de la fiesta que, por si fuera poco, este año caen perfectas, con San Juan en domingo. Toca divertirse, cargar la nave, bailar y cantar, abrir y cerrar los bares, salir de procesión, ir a la playa, ligar, intentar la cucaña, sumergirse en la espuma, subir a los coches de choque o a los hinchables. No faltan alternativas para todas las edades.
Seguiremos echando en falta a gente que eran “alma, corazón y vida” de L’Arena. Por supuesto, a Zaragoza y su “mochila azul”. O a Cubillo y sus bailes de charanga con la muñeca. ¡Vaya canción guapa que nos regaló! Tendría que ser nuestro himno oficial.
En lo más cercano me acuerdo mucho de Fifi, que nos dejó hace poco y demasiado pronto. Te echamos de menos, tía, cuñada, mamá, esposa, güelita, amiga, vecina. En algún sitio estarás entonando “la lancha marinera”.
También hago memoria de locales míticos como Los Jardines, La Resaca, El Puente, Sharon, Lady Pepa, Va Bene-Jackaroe. Aquí un agradecimiento enorme a Manolo, el “fíu La Reina”, por ese brío y esas ganas que deben ser cosa de familia.
No hace tanto teníamos San Juan en junio, fiesta de la playa en julio, San Roque (Chicharrón incluido) y disfraces en agosto, San Telmo en septiembre y chiringuitos de noche todo el verano. Nunca supe por qué alguien mandó parar esto último. Hubiese bastado con decretar horarios razonables o unos decibelios de menos y más limpieza. Si era por la bandera azul, ahora tampoco la tenemos, así que el motivo debió ser otro.
Pero no es hora de nostalgia ni de viejas glorias. Tener 40 años te da perspectiva, pero también futuro. Perdimos algunas cosas, pero estamos ganando otras. Cualquier tiempo pasado no fue mejor ni peor, solo fue anterior.
Me quito el sombrero ante los que estáis apostando por terrazas chulas o restaurantes de primer nivel, con productos de la mejor calidad, recetas de toda la vida y otras más modernas.
Si tuviera otro sombrero, también me lo quitaría por los que conseguisteis poner a L’Arena en el “mapa de las olas” de España gracias al surf, sobre todo a Lucas y Lucas. No tenemos nada que envidiar a Salinas o Verdiciu, por poner dos ejemplos cercanos. Merecéis el éxito y todavía os tendrían que apoyar más.
Hacia ese futuro optimista empezó a caminar la ACAF hace un año, recuperando San Juan, resucitando pinchos y sardinas del Gurugú, volviendo a dar vida al carnaval de verano y sumándose a Garabuxada para unas navidades que ya estaban siendo muy potentes, incluyendo la San Silvestre Angulera.
Pasarela y más
Y si de proyectos hablamos, hay que ponerse un poco más serios. Seguimos en crisis; es un hecho. Ya no podemos hablar de recesión porque no estamos cayendo, pero de ahí a echar las campanas al vuelo, hay un trecho. Tenemos una desigualdad rampante; un drama con los refugiados; una tasa de desempleo cercana al 20% (el doble entre los jóvenes); gente con 50 y pocos años que cayó en el paro y no va a salir más; salarios bajos o de miseria; fraude y economía sumergida; mujeres discriminadas. Añadamos en nuestro caso el despoblamiento y el retroceso de ramas tradicionales como la angula o algunas industrias.
Para salir de todo eso necesitamos gobernantes con ganas. Necesitamos también buenas ideas y organizaciones. Y dinero, bien repartido, para generar crecimiento, empleo y bienestar.
Pero hay una condición adicional: todos tenemos que aportar un granito de arena y no solo voces en chigres o redes sociales. Lo dijo el presidente Kennedy: “no preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país”.
El año pasado un grupo de personas de L’Arena y San Esteban nos constituimos como Plataforma para sacar del olvido la pasarela que debe unir los dos pueblos. Creemos que es justa, necesaria y valiosa. Me explico.
Es justa porque aquí se pañó mucho carbón durante décadas y, sin embargo, no llegó compensación específica alguna. El fango nos divertía en la rambla, pero teñía el agua y el entorno. ¿Por qué no llegaron fondos mineros? ¿No los concedieron o ni siquiera se pidieron? En fin, allá cada cual con su conciencia.
La pasarela también es necesaria como comunicación entre las dos orillas, con mutuos beneficios. Por poner un solo ejemplo: L’Arena pasaría a tener estación de tren a unos pocos pasos, con líneas a Oviedo y Galicia.
Y en tercer lugar, la pasarela también es valiosa, que no es lo mismo que costosa. Como decía Antonio Machado, “solo el necio confunde valor y precio” y aquí hablamos de un presupuesto asumible en varios años, siempre que haya voluntad. Por desgracia, ya no podremos ver sobre la pasarela a gente mítica de L’Arena como Tivina. A Travol sí, seguro.
¿Os imagináis inaugurarla en 2021, coincidiendo con el 60 aniversario de la galerna? Sería un merecidísimo homenaje.
Si se hace una pasarela guapa, el revulsivo para el turismo, el comercio, la hostelería y el empleo sería tremendo. La pasarela es compatible con otros temas enquistados: servicios sociales, consultorio de salud, patrimonio en ruinas, limpieza de la playa, escasez de contenedores, dragados, nuevos pantalanes, edificio del Gurugú y entorno, sendas y miradores, Camino de Santiago, carretera de Ranón. Y más cosas que estaréis pensando.
No podemos sentarnos a esperar el declive o gestionar la pura inercia. Tampoco entretenernos en discusiones técnicas que yo prefiero dejar a los que saben. Estamos en fase de reivindicar, no de ser el “perro del hortelano”, que ni come ni deja comer.
L’Arena y San Esteban llevan toda la vida mirándose, pero sin tocarse. Queremos ir y volver caminando de nuestra Rula a las tolvas de enfrente. Angelita quiere cruzar en su bici, y Conchita y Altina ir paseando para tomar una sidra y unos calamares.
La pasarela no es de jóvenes ni de mayores, ni de izquierdas ni de derechas, sino de todo el mundo. Hace la friolera de 38 años que se planteó la idea y el proyecto debe presentarse en breve. Para este año hay una partida, pequeña, pero simbólica. ¡Avanti!
Es muy legítimo oponerse o apoyar con la boca pequeña, pero lo peor es la indiferencia. El año pasado dimos una muestra de unión con las fiestas y la pasarela. Pido que no decaiga y que el Bajo Nalón sume los esfuerzos de los tres ayuntamientos.
Os anoto otra sugerencia final que no es ninguna locura: organizar aquí cursos de verano de Extensión Universitaria. Nos daría imagen, cultura y riqueza. Somos varios dispuestos a tirar del carro y nos sobran temas de debate: turismo, pesca, historia industrial, surf. O también sobre la vida y obra de veraneantes ilustres, como Rubén Darío, Joaquín Sorolla o el escritor y periodista Juan José Millás, este último en plena forma creativa.
Final
Disfrutemos de San Juan. Con el rojo y el blanco del vino, el verde de la sidra o el rubio de la cerveza. Sin olvidar agua y refrescos, no me vayan a acusar de incitar al bebercio.
Otro de los ilustres visitantes fue Seamus Heaney, nada menos que Premio Nobel de Literatura. Tenía muy claro que L’Arena es el pequeño paraíso dentro del grande (Asturias).
Así que solo os pido que me acompañéis en cuatro gritos: ¡PUXA SAN JUAN! ¡PUXA PASARELA! ¡PUXA L’ARENA! ¡PUXA ASTURIES!
No hay comentarios:
Publicar un comentario