lunes, 6 de junio de 2016

Nocturnidad y alegría


No lloremos por la nostalgia porque “nunca nos fuimos”. Así lo reivindicaban Patxi Andión o Luis Pastor durante el magnífico recital de cantautores en Llanes.

En Avilés yo también digo que “no nos hemos ido”, cuando me refiero a la heterogénea tribu que le gusta salir después de cenar, con el reloj disipado, ganas de desconectar y el objetivo que cada uno se marque o se pueda permitir. El denominador común es el de pasar un buen rato, escuchando música en directo, tomando algo, bailando o entablando. ¿Cuestión de dinero? Sí, evidentemente, aunque otras cosas van por dentro y son gratis. Por eso afirmo que la nostalgia puede operar como bálsamo o placebo, pero no como medicina. El lamento por el pasado no es más que una mera disculpa.

Las anteriores glorias de Galiana, Carbayedo, Rivero, Ferrería, Sabugo o las discotecas (vale también para fiestas de prau) implicaban llenos los viernes y sábados sin hacer nada especial. Algunos las rememoran para lamentarse, si bien cabría reprocharles que no se acordaran antes, cuando sólo se dejaban llevar por la ola del éxito casi automático. Es obvio que la noche está más floja ahora que en épocas no tan lejanas y justo por eso no se debe dejar morir.

Objetivamente, Avilés ofrece más atractivos: calles peatonales, edificios rehabilitados, locales públicos para usos culturales y deportivos, bares sin humo, terrazas multiplicadas, restaurantes de referencia, transporte público reforzado (también de noche) y, para remate, nada menos que un centro cultural internacional. ¿Alguien sigue pensando que estamos hoy peor?

Ahora lo malo: consumiciones más caras (y más pijas), menos alternativa musical (demasiados bisbales, pocas guitarras y casi ninguna discoteca), horarios más restrictivos (la gente quiere dormir; lógico), costes empresariales más elevados y un menor reemplazo generacional (esto, por desgracia, en toda Asturias). Pues bien, salvo lo último, cuyas soluciones son más complejas, todo lo demás se puede mejorar a corto plazo. ¿Qué se necesita? Voluntad y muchas reuniones entre las partes interesadas: asociaciones juveniles, vecinos, hostelería, promotores, sindicatos, Ayuntamiento (ayuntamientos), consejerías, policía y todo el que tenga algo que aportar. Quien no vea ocio, puede ver negocio; ambas cosas son legítimas, necesarias e inseparables. Eso sí: que nadie critique sin proponer, ni reparta culpas sin echar una mano.

No quiero que la noche avilesina se apague. Analicemos causas, veamos debilidades, potenciemos fortalezas y, finalmente, diseñemos un modelo de futuro. Muchos de mis contemporáneos han envejecido más de lo que dice su propio DNI, lo que se nota en la perdida de empuje y buenas costumbres. A esto se añade que los nacidos a partir de los años 90 no han sabido, podido o querido dar el relevo (de momento). Sin embargo, hay que tirar.

Ferias temáticas, festivales de cine, turismo deportivo o noches blancas son excelentes ejemplos para iniciar un nuevo camino, incluyendo sus imprescindibles rutas nocturnas. Igual que antes nos citábamos “a las 8, donde siempre”, sin necesidad de veinte insulsos mensajes, hoy ciertas cosas son irrepetibles o impensables, por pura evolución. Pero todo lo demás, está por hacer. 


Publicado en La Voz de Avilés el 6 de junio de 2016


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