Empieza San Agustín en Avilés. Antes fueron el Carmen, San
Pedro o San Juan. No hablo de mi santoral favorito, sino de esas romerías y
verbenas, tan habituales en nuestro verano astur. ¿Quién no tomó una caja de
sidra con sus amigos bailando delante de la orquesta? ¿Acaso no conocimos ahí a
la futura mujer o al primer novio? ¿Y las avellaneras? Cierto es que a estas
señoras cada vez las vemos menos, pero ahí siguen al pie del cañón.
Me encanta ver cómo ciertas tradiciones y fiestas
populares en Asturias siguen intactas. Tenemos referencias orales de ellas
desde hace siglos y hasta el mismísimo Jovellanos nos las describió con detalle
en sus textos. En el cine, el “asturianizado” Garci comenzaba su película “Luz
de domingo” precisamente con una de esas fiestas, en torno a la cual luego
girará toda la trama, basada a su vez en un cuento de Pérez de Ayala. Seguro
que si preguntamos a padres, madres, abuelas y abuelos o si refrescamos
nuestras propias vivencias, completaremos un cuadro muy atractivo y agradable
de recuerdos.
Viene esto a cuento porque este agosto se volvieron a
recuperar las fiestas de San Roque de Ranón, unas de las que cuentan con más
tradición y solera en toda Asturias, interrumpidas el año pasado, a pesar de
que el día del patrono caía entonces en sábado. Tengo la suerte de haber
acudido a estas romerías y verbenas durante más de 20 años, acompañado casi
siempre por miles de personas en diferentes días y noches.
Me sirven las fiestas de Ranón para sintetizar toda una
forma de vida, una manera muy asturiana de entender el ocio, de la cual no
podemos ni debemos prescindir. Nuestras fiestas populares, sobre todo en
verano, son la mejor manera de pasar un buen rato con los amigos a los que no
vemos hace tiempo. Un descargo y una buena noticia, en tiempos donde los
periódicos se tiñen cada vez más de desgracias o epidemias. Simbolizan nuestra
cultura popular, nuestra asturianía, aunando tradición, presente y futuro. Pero
conviene no olvidar que las romerías y verbenas, grandes o más pequeñas, son
también una importante fuente de riqueza, más aún en un periodo de crisis como
el que vivimos. Y si no, que se lo digan a los llagares, a los taxistas o a las
orquestas, entre otros.
Y ahora, como es lo que toca, ¡feliz San Agustín! En
septiembre, hablaremos del gobierno.
Publicado en La Voz de Avilés el
24 de agosto de 2009