Hay un grupo en Facebook que, bajo el nombre de Avilés sin complejos, está dando mucho que hablar. Supera ya los 1.000 miembros, entre los que me incluyo, aunque de momento más como observador que como integrante activo (todo se andará). Retratos de épocas pasadas, juguetes, chucherías, amistades, calles sin asfaltar, baños en San Balandrán, romerías, verbenas. Nostalgia de la buena, de la que hace sacar sonrisas y comentarios de recuerdo. Encontramos también iniciativas tan interesantes como la de una placa en homenaje a Consuelín, la avellanera. Un signo de que el Avilés clásico sigue ahí donde lo dejaron, pero más vivo que nunca, gracias a muchas personas y, ahora también, a las redes sociales.
Siempre es bueno mirar al pasado para acordarse de lo bueno y de lo malo que tuvo, aunque en este segundo caso para darlo por superado. Mi retrovisor no llega tan lejos como el de algunos miembros de ese grupo (es una manera amable de decir que soy más joven), pero sí lo bastante como para constatar que aquel Avilés de hace 30 años (hasta ahí alcanza mi memoria) no se parece en nada al de hoy.
Entonces, mientras mi madre limpiaba los cristales de nuestra casa en Llano Ponte cada día y con estropajo, yo sufría con estornudos por aquellos hollines de Ensidesa que tenía a pocos metros de mi habitación. O cuando caminábamos por el paseo de la ría durante la bajamar, al tiempo que subían unos ‘aromas’ que embriagaban, o sea, literalmente, mareaban. O la galipota en la playa de Salinas, donde era raro era el día en que no pisabas alguna mancha negra.
De esto último me acuerdo ahora tras observar el último vertido de HC Energía a la ría de Aboño, aunque podríamos poner de ejemplo otros recientes en la ría de Avilés. Los culpables deben pagar y reparar el daño causado y, además, deben hacerlo desde el primer momento. En el pasado quizás fuésemos algo más tolerantes porque valorábamos el medioambiente de otra forma. Pero hoy esas cosas no deben volver a pasar y, si suceden, las autoridades no pueden ser complacientes con quienes destrozan nuestro Paraíso Natural. Sin complejos.
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