Columna de opinión publicada en La Voz de Avilés
Economía y sumergida
Ciertamente, esta crisis pasará a la historia por muchas cosas, pero también porque habrá supuesto un cambio en muchas de nuestras costumbres en temas económicos. Los gobiernos, con políticas de gasto e impuestos antes desconocidas. Los bancos, amarrando riesgos para no volver a caer en errores pasados. También nosotros a título individual. Todos tendremos un antes y un después de esta crisis.
Pero hay algo que no cambia en España e incluso se refuerza. Hablo del fraude, de la engañifa, de la picaresca, cuando no de la estafa pura y dura. Una actitud que tiene poco de ética y mucho de insolidaria. Pongamos algunos ejemplos: Un señor se va a comprar un piso y la propietaria le pide un 20% del precio 'en negro', porque si no es así dice que sacará muy poco beneficio. Señora, usted ganará menos porque tendrá que tasar el piso por lo que vale y no por lo que a usted le gustaría.
Fraude número 2: Llamo a un electricista por una avería en casa y me cobra 150 euros, pero me lo puede dejar en 130 si no me hace factura. Yo me ahorro 20 euros de IVA, él defrauda a Hacienda y así perdemos todos.
Tercer ejemplo, el más dramático: En España tenemos 4 millones de parados, según la EPA. Que yo sepa, para ser considerado parado, son condiciones básicas no tener empleo y buscarlo activamente. Y es en esta segunda premisa donde se produce mucho fraude y bastante mentira. Descontemos de esos 4 millones a las personas que no buscan activamente empleo (por vagancia, desidia, desinformación, porque son prejubilados...) y, lo peor de todo, descontemos también a quienes trabajan en la economía sumergida y siguen inscritos en las listas del Servicio Público de Empleo, incluso beneficiándose de prestaciones al mismo tiempo que trabajan. ¿A qué ya parece menos? Creo que esto último es lo más insolidario en una situación de crisis como la actual, donde los fondos públicos son escasos y se deben destinar a quienes más lo necesitan.
Alguien me podrá sacar a relucir los conocidos eslóganes de chigre como 'todos roban', 'los políticos son unos corruptos', 'la culpa es del gobierno' y otros de ese estilo. Pero reconozcámoslo, todos tenemos un poquitín de culpa. El hecho de que algunos roben o defrauden millones no nos da libertad para estafar nosotros a pequeña escala.
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