lunes, 22 de noviembre de 2010

Primer tribunal

Hoy me tocó juzgar, por primera vez como miembro del tribunal, una tesis doctoral, en este caso la de Antonio Carlos Flores de Moraes, cuyo titulo es "Estado gestor y ciudadanía".

El nuevo Doctor, a posteriori, firmando ejemplares de su libro-tesis.

Enhorabuena al nuevo Doctor, calificado además como sobresaliente cum laude por unanimidad. La tesis se enmarcó dentro del Programa de Doctorado en Estado de Derecho y Gobernanza Global de la querida Universidad de Salamanca.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Limitaciones y mandatos

¿Debe un cargo político tener limitación de mandatos? ¿Cuántos años serían los óptimos? ¿A quién se aplicaría la limitación? Si queremos responder a la primera pregunta con rigor, debemos plantear qué tendría de bueno y de malo esa limitación. En cuanto a la segunda, directamente contesto que no tengo ni idea y dudo que alguien lo pueda saber. Y a la tercera, digamos que no sería justo limitar los mandatos de un presidente de gobierno o de un alcalde, pero no hacerlo para diputados, concejales o jefes de la oposición con dos elecciones perdidas a sus espaldas.

En la parte positiva de la limitación de mandatos podríamos anotar la renovación de caras en los altos cargos, el freno a los vicios y las corruptelas por una excesiva permanencia en el poder y, quizás, el mayor dinamismo en la acción política.

En la parte negativa, el límite impediría completar determinados proyectos de largo recorrido y nos llenaría el escenario de 'patos cojos' en lugar de gobernantes eficaces, ya que en la última legislatura sus partidos estarían más preocupados por guerras de sucesión. Sin contar el creciente colectivo de ex gobernantes, muchas veces personas en lo mejor de su madurez política. Los famosos 'jarrones chinos' que decía Felipe González.

A cualquiera de los anteriores argumentos podríamos darle la vuelta y tener una ventaja en lugar de un inconveniente (y viceversa). Pero el resumen de todos ellos es muy simple: la ciudadanía es suficientemente inteligente como para saber cuando a alguien le llegó su hora política, para bien o para mal.

En resumen, no me queda claro que sea deseable establecer por ley la limitación de mandatos ni, mucho menos, fijarla en un plazo inmutable. Se me ocurren mil soluciones más eficaces para un impulso democrático y una regeneración política, sin causar tantos destrozos. Entre otras: elecciones primarias por ley para todos los partidos, elección directa de alcaldesas y alcaldes, listas desbloqueadas, fomento de la democracia directa mediante iniciativa popular y referéndum y, por supuesto, tolerancia cero con la corrupción.
 
Publicado en La Voz de Avilés el 12 de noviembre de 2010.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Una de ética

Somos un país de picaresca. Y esta crisis no está haciendo más que acentuar algunos comportamientos poco éticos, cuando no directamente ilegales. Nos falta un acuerdo general sobre ciertas actitudes que a mí se me antojan intolerables. Veamos algunos mandamientos de esta religión del engaño.

«Envidia siempre al ladrón». El refrán dice que quien roba a un ladrón, tiene cien años de perdón. Discutible. Pero muchísimo más grave es tener envidia del que roba, del corrupto, del que presume de haber evadido impuestos, de quien fanfarronea por haber obtenido de la Seguridad Social una paga por incapacidad, a pesar de que juega al pádel como si tal cosa. Algunas personas defienden una especie de derecho universal a robar, en lugar de condenar y castigar al que actúa contra los bienes ajenos.

«Estafa que algo queda». Intenta siempre defraudar, ya sea al tendero de la esquina, a tu empresa o a la Hacienda Pública (que somos todos, no se olvide). Estiremos este argumento hasta el absurdo y acabaremos por repartir miseria en un mundo de ciegos, donde el tuerto no será el rey, sino el que más y mejor haya estafado.

«Miente como un bellaco». No te preocupes por estar bien después de un accidente o de una enfermedad. Olvida también a tu familia. Lo verdaderamente importante es sacarle al seguro el mayor dinero posible, aunque para ello haya que falsear partes, ponerse un collarín de pega o exagerar las dolencias. Todo ello con la necesaria colaboración de algún profesional amiguete en la abogacía, la medicina o la asesoría fiscal.

«No trabajes bien». Negocia un convenio donde todos los empleados cobren lo mismo, no vaya a ser que la evaluación del desempeño te quite dinero y te estropee las próximas vacaciones. Cumple escrupulosamente con tus obligaciones, no te pases, para evitar que al año siguiente te exijan todavía más. Y si no rindes bien, siempre te podrás poner de baja.

«Explota al trabajador». Si tienes una empresa, no dejes que unos contratos laborales estables te estropeen un buen margen de beneficios. Al fin y al cabo, es lo que hacen todos, ¿no?
 
Publicado en La Voz de Avilés el 5 de noviembre de 2010.

jueves, 4 de noviembre de 2010

A vueltas con las fusiones

Vuelve el sempiterno debate sobre fusiones municipales. Esta vez, lo abre (queriendo o no) el Consejero de Economía y Hacienda del Principado de Asturias, Jaime Rabanal. Y conste que no es Asturias una de las Comunidades Autónomas con un mapa municipal más desordenado.  

Leamos lo que dice el Estatuto de Autonomía del Principado de Asturias en su artículo 10: "El Principado de Asturias tiene la competencia exclusiva en las materias que a continuación se señalan: [...] Alteración de los términos y denominaciones de los concejos comprendidos en su territorio, así como la creación de organizaciones de ámbito inferior y superior a los mismos, en los términos establecidos en el artículo 6 de este Estatuto".

Hay una Ley de Concejos ¡de 1986! que contempla e incentiva la fusión de municipios en Asturias. Pero nunca se aplicó. ¿Para qué se aprueban leyes que luego nadie quiere desarrollar?

¿Preferimos quizás la asociación voluntaria de concejos? Asturias tiene ¡también desde 1986! una Ley de Comarcas que sigue virgen porque nunca se desarrolló. Por ejemplo, para el caso de Avilés, a falta de un Ayuntamiento único, del que me declaro firme defensor, me conformaría con la Comarca.  

En definitiva. Tenemos la baraja, la mesa, el tapete, los jugadores, la reglas de juego... pero algunos no parecen tener muchas ganas de empezar la partida.