miércoles, 28 de abril de 2010

Historia y futuro de Avilés



Avilés ya tiene Plan. O mejor habría que decir planes, en plural. La verdad es que desde aquel fallido proyecto 'Avilés 2000', han pasado muchas cosas, no todas buenas, pero sí bastantes de ellas. Hoy miramos a la ría, casi limpia del todo, y a un Centro Cultural Internacional que antes ni podíamos soñar. A un casco histórico que siempre nos enorgulleció y que ahora además mimamos y protegemos. Tenemos museos, hoteles, fiestas multitudinarias, industrias competitivas, restaurantes de referencia y un pequeño comercio que, con algún problema, sigue adelante como mejor puede.

El Plan del Casco Histórico, aunque llega tarde, creo que tiene dos grandes virtudes. Una, su medida ambición, para algunos modestia o raquitismo, pero para mí una garantía de que se va a ejecutar en su totalidad y en un plazo razonable de tiempo. A veces, por querer hacer grandes cosas y muchas a la vez, se termina por no hacer nada. La segunda virtud del Plan es que implica a las administraciones públicas y a la iniciativa privada, ampliando la financiación y apoyo social.

Me parecen acertadas las intervenciones para Los Alas, Carlos Lobo y Palacio Valdés. Sin embargo, echo de menos otras propuestas que en algún momento se habían barajado, como la de despejar totalmente la plaza de los Hermanos Orbón, habilitando un espacio céntrico, parcialmente cubierto por los soportales, con un tremendo potencial turístico. O aquella de convertir Galiana en una calle interior al Parque Ferrera, aprovechando los patios traseros que lindan con el Hospital de Avilés. Y una tercera, para que el paseo de la ría se abra como un amplio bulevar peatonal entre Larrañaga y la rula.

En estos momentos, Avilés tiene tres puntales que proyectan un envidiable futuro. La ría, espina dorsal de la ciudad y de la comarca, privilegiada salida al mar y de entrada de riqueza. El casco histórico, aspirante a Patrimonio de la Humanidad, orgullo de Asturias y el mejor del Norte de España (salvando a Santiago de Compostela). Y, por supuesto, el Niemeyer, como mascarón de proa, avanzadilla de la Isla de la Innovación y casa de ilusiones por cumplir.

Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 28 de abril de 2010

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miércoles, 21 de abril de 2010

Corrupción y ética



Según el diccionario, la corrupción implica echar a perder, depravar, dañar, pudrir, sobornar, pervertir, estragar, viciar, incomodar, fastidiar, irritar. Y hasta oler mal (será por los chorizos rancios). Visto esto, ¿todavía puede quedar alguien que le interese la corrupción desde un punto de vista ético? Por desgracia, parece que sí.

Hay varias cuestiones que me preocupan como ciudadano, algunas casi convertidas en mitos. La primera es la peligrosa distinción que algunos hacen entre corrupción buena -supuestamente- y corrupción mala. Craso error. Quien roba un euro, roba un ciento. Primero una factura falsa, luego una subvención indebida, un traje a medida, una comisión ilegal y así hasta terminar robando dinero a manos llenas. Mejor cortar la hemorragia y la tentación desde el principio.

Segundo mito: la corrupción es exclusiva de eso que llamamos genérica y despectivamente «los políticos». Dicho de otra forma: todos «los políticos» sisan. Falso y falso. Cuando se pilla a un cargo público con las manos en la masa, todos nos ponemos estupendos y criticamos la indecencia y la caradura de esa persona. Pero hagámonos estas preguntas: ¿juzgamos igual a la empresa privada que fomentó esa conducta o al funcionario que hizo la vista gorda? ¿Votaremos igual al partido que sostiene al corrupto? En todo caso, el que haya un cargo público, dos o cien que se corrompan, quiere decir que hay otros miles honrados que todos los días trabajan por construir una sociedad mejor, gracias a eso que se llama vocación de servicio público. Que sí, todavía existe.

Tercer mito: la corrupción es ahora mucho mayor que antes. No. Pero, al menos, ahora se conoce y se castiga, gracias a una concienciación general y a una policía y una fiscalía que hacen muy bien su trabajo. ¡Pues anda que no había corrupción en el franquismo o en la Transición! Pero se tapaba todo.

Siempre la peor corrupción es la que consentimos y ensalzamos. Aquí, tolerancia cero y marginación social del corrupto. Pero aún más grave es criticar al que roba, no por el hecho mismo de saquear, sino porque envidiamos su posición. Eso sí que es triste.

Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 21 de abril de 2010

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martes, 13 de abril de 2010

Entrevista sobre la reforma fiscal

Os dejo el titular y el enlace a la entrevista completa.



"Hay que reformar el modelo fiscal de hace 30 años, no sirve"

Roberto Fernández Llera, hacendista y profesor de Economía de la Universidad de Oviedo, es un firme defensor de la reforma fiscal. Asegura que el discurso de que siempre es bueno bajar impuestos se ha demostrado falso.

13/04/2010 00:00 / PABLO Á. RUBIO

–¿Esperaba una caída tan severa de los ingresos públicas?

–La profundidad de la crisis nadie la supo ver. Todos veíamos venir la caída de ingresos, pero no se esperaba que fuera tan profunda. Por eso creo que llegó el momento de tomar medidas en serio.

–Vamos, que es muy fácil decir ahora: ya lo había dicho...

–Evidentemente. España tenía un problema que pasaba por centrar gran parte de su actividad económica en el sector inmobiliario. Era un problema que tarde o temprano iba a estallar, pero lo hizo de repente y además, apareció la crisis financiera.

–¿Y qué se hubiera podido hacer antes?

–Las medidas anteriores a la crisis fueron todas en la misma dirección: bajar impuestos. Y no se puede comprar siempre ese discurso porque es muy peligroso y los resultados los tenemos ahora. Son obvios y no descubro nada: no es es la reducción del gasto público para equilibrar el presupuesto y el otro el incremento del déficit.

–¿Dónde estuvieron los fallos?

–La eliminación del impuesto de patrimonio, la práctica extinción del tributo de sucesiones y donaciones o las continuas bajadas del IRPF. Y ahí estoy metiendo a todos los gobiernos, al de Zapatero, pero también al de Aznar y a los de las comunidades autónomas. Hay contadas excepciones, como por ejemplo, la imposición del céntimo sanitario, porque el resto siempre iba en la misma dirección. No nos puede servir el mismo traje para un contexto diferente.

–Esto era antes. Volviendo al presente, ¿es necesario una reforma fiscal?

–Es fundamental que la política fiscal sea vista como una política de estado y por tanto, sentarse seriamente a hablar de la reforma fiscal, como se hizo en 1978, donde hubo un gran pacto político. Pero el problema es que el modelo de hace 30 años ya no sirve y hay que partir siempre de un pacto político entre los grandes partidos para implicar a todo el Estado, comunidades autónomas incluidas.

–¿Y cuáles son los aspectos que se deben abordar?

–Habría que darle la vuelta a algunas decisiones que se tomaron años atrás. Una de ellas es recuperar el impuesto de patrimonio. En realidad, no se suprimió, se mantiene congelado a la espera de mejores tiempos y el momento idóneo es éste. Hay que gravar a las grandes fortunas. El de sucesiones y donaciones habría que garantizar un gravamen mínimo para toda España y que cada comunidad autónoma decida después. Y además, hay margen para subir el IVA.

–¿Y el IRPF?

–Ha sido un tema tabú todos estos años y también ha llegado el momento de plantearse si hemos tocada fondo. Aquí España no está muy lejos de la media de la UE y de la OCDE. Aunque no aportaría mucho, se podría subir el tipo máximo porque supondría lanzar un mensaje de que se grava más a las rentas más altas. Y también se podrían plantear deducciones.

–En el debate del IVA hay un frente que piensa que una subida puede frenar aún más consumo.

–La subida del IVA va repercutir en los precios, es evidente. Pero hay una parte que va a repercutir en el empresario, no todo en el consumidor.

–¿Es la única alternativa que tiene ahora el Estado a mano?

–Hombre, es la alternativa fácil, pero no es la única. Es lo que he dicho antes, habría que recuperar cuestiones para abordar los impuestos de patrimonio o sucesiones. El IVA, es la alternativa fácil.

–Da la sensación de que al Gobierno central y los de las Comunidades Autónomas les ha pillado con el pie cambiado.

–Llevábamos muchos años planteando que lo único bueno en temas de impuestos era bajarlos y ese discurso se ha demostrado que era falso. Los servicios no se financian solos. Cuando la economía va bien, con bajos impuestos se puede llegar a recaudar más, pero cuando la situación va mal aparecen los problemas de financiación. Y solo hay dos maneras de financiarse: con impuestos o vía déficit. Bueno, hay una tercera, reduciendo el gasto público.

–¿Y qué gasto se puede reducir?

–Todo se basa en preferencias políticas. No estoy de acuerdo con mensajes de tipo generalista como el de que hay que reducir el gasto corriente. Porque hay muchos tipos de gasto que son fundamentales.

–¿Hay alguna previsión sobre la evolución de los ingresos?

–Lo que es seguro es que no se va a volver a los niveles de hace 10 años. Otra cosa es que ya hemos tocado fondo, pero no vamos a poder volver a llevar el nivel de vida de antes, donde parecíamos todos nuevos ricos.

–¿No es contradictorio subir los impuestos con los niveles de paro actuales?

–Hay que matizar las cifras del paro. Frente a los 4 millones de parados, de los que cuales 2 ya existían en el mejor momento, hay 18 o 19 millones de personas que trabajan. Si nos creemos el concepto de la solidaridad es importante que cada patrimonio y cada renta tribute en función de su cuantía. Y que las rentas altas paguen no me parece mal, todo lo contrario.

–Todo depende del modelo de país que queremos.

–Evidentemente. Y además, hay una cosa muy importante y de la que nadie habla. En el 2013 España se va a quedar sin una parte de los fondos europeos y no va a quedar otra solución que recurrir a los impuestos para financiarnos.

lunes, 12 de abril de 2010

Curso de verano sobre impuestos



El próximo mes de junio, mi compañero Fran Delgado y yo mismo dirigimos un Curso de Verano de la Universidad de Oviedo que lleva por título Impuestos para no iniciados.

El curso está promovido por el Ente Público de Servicios Tributarios del Principado de Asturias y cuenta también con el apoyo del Ayuntamiento de Gijón y de Cajastur.

Se celebrará en la Escuela Universitaria Jovellanos, en La Laboral (Gijón / Xixón) entre los días 21 y 25 de junio. Ni que decir tiene que el objetivo principal de este curso (que cumple su tercera edición) es presentar los impuestos a cualquier persona que se acerque por primera vez a los temas fiscales, así como a estudiantes universitarios que cursan pocas asignaturas relacionadas con la Economía Pública. En definitiva, queremos que los presentes o futuros contribuyentes conozcan los impuestos, para criticarlos cuando toque, pero también para quererlos. Porque sin impuestos, difícilmente podríamos disponer y disfrutar de servicios públicos de calidad.

Contamos con ponentes de primera fila, provenientes del Derecho, la Economía, el Periodismo, la Asesoría Fiscal o la Gestión Tributaria. Os animo a participar. En este enlace puedes descargar el programa del curso y en este otro enlace están las normas de matrícula.

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